Mi ilusión, mi sueño
lo he convertido en mi camino….sembrando voy.
Cuando atravesamos una etapa de desempleo o de cambio de trabajo por decisión propia, esta en algunos casos, nos renueva mentalmente. Cambia tu mente, cambia tus comportamientos, cambia la manera de ver tu vida diaria y cambian también, tus emociones.
Las emociones son la predisposición que nos impulsan a actuar y a sentir de determinada manera.
Cuando se atraviesa una etapa de mejora laboral, en algunas ocasiones, se empieza con lo más conocido: “hacer un curriculum y enviarlo por donde mi vista y conocimiento me lo permita”, pero antes de sentarte a hacer esto empieza poniendo hitos básicos para que esta búsqueda sea lo más llevadera y que te reporte lo que te asignaste como objetivo en esta nueva etapa.
Cuando enfrentamos un proceso de selección es muy habitual que nos encontremos con herramientas de evaluación que nos son más conocidas, como las entrevistas de trabajo, los test de habilidades o de personalidad, las dinámicas de grupo o assesment center individuales. Dentro de esta gran cantidad de recursos hay algunas pruebas que son menos utilizadas y que generan las mismas expectativas que las anteriores en el candidato, estoy hablando de las pruebas situacionales.
Sabemos que el curriculum, es una de las herramientas que nos permite acceder a una entrevista de trabajo pero, ¿cómo lo tienes redactado?, ¿este refleja lo que realmente hiciste y puedes hacer por un nuevo cliente o empresa?, ¿cuál es la estrategia que tienes con tu CV?, ¿tu curriculum expone los logros que obtuviste en tu etapa académica o laboral?.